08

Ago

2016

Del acoso al ‘bullying’ y al ‘troleo’

La globalización, Internet y las redes sociales van infiltrando diversos términos: desde hostigamiento, hasta el ‘mobbing’, ‘bullying’, ‘trolling’, ‘stalking’ o el ciberacoso, que significan lo mismo, aunque en diversos ámbitos, según el Dr. Javier Cabanyes.

Por Elena Belletich Ruiz. 08 agosto, 2016.

Acoso y bullying (1)Todos estos términos refieren a fenómenos que no son tan novedosos, “aunque le cambiemos de nombre. Es el acoso de siempre: en todo grupo social siempre hay una persona que puede ser el blanco de los ataques del grupo que, por lo general, lo lidera una o dos personas que consiguen movilizar al resto para denigrar o dejar fuera del juego o del grupo a una persona”, señala Cabanyes.

Javier Cabanyes1

Javier Cabanyes visitó recientemente la Universidad de Piura donde dictó una serie de charlas y conferencias a los profesores sobre la conducta de los jóvenes, caracterología, personalidad, manejo del estrés, afectividad. También sobre psicopatologías, adicciones, y otros; con el fin de mejorar el rol del profesor asesor en la UDEP.

Acoso en las redes
Cabanyes explica que con las nuevas tecnologías el acoso ha llegado a las redes y “ahora el impacto social de ese lamentable modo de proceder con otros, se extiende muchísimo, porque es más difícil de controlar”. El acoso en los colegios o en el trabajo se puede identificar y tratar de remediar; está localizado, dice.

Sin embargo, en las redes sociales todo pasa más inadvertido: “se da por mensajes, a través del ‘whats app’. Alguien comienza a descalificar a otra persona, a desprestigiarla, hace comentarios negativos sobre ella o, sencillamente, le bloquea el acceso al grupo social, no la dejan participar. El siguiente paso será atacarlo, denigrarlo poner imágenes que los perjudican”.

Se le denomina troling. “El sustantivo trol, adaptación de la voz noruega troll, ha dado lugar a las formas derivadas trolear y troleo, empleadas en un principio en internet para referirse a la acción y al efecto de intervenir en un foro digital con el objetivo de generar polémica, ofender y provocar de modo malintencionado a los demás usuarios…” (Fundeu.es).

Cabanyes insiste en que el acoso se da en todos los ámbitos: escolar, laboral, político e incluso en el ámbito familiar. “Lamentablemente esto forma parte de la naturaleza humana, porque no somos perfectos y, a veces, hacemos las cosas mal porque esto supone algún tipo de ventajas para nosotros”.

¿Cómo combatirlo? “La única manera de hacerlo es recuperando el sentido de la persona, de su dignidad.

Causas del acoso
Para el experto neurólogo el acoso no se da de la noche a la mañana. “Es un proceso progresivo en el que por diversas razones, que habrá que ver en cada caso, hay una persona que es el punto de mira de ataque de otros. A veces porque, sencillamente, es más vulnerable y otros querrán reírse de él. El líder, con estas acciones, se reafirma como tal, haciendo que otros colaboren en esa actividad. Otras veces, porque alguien, por lo que sea, está distorsionando la dinámica del grupo y decide ‘ir por él (o ella)’ para sacarlo de esa situación”.

Este tipo de conductas son dañinas y hay que cortarlas cuanto antes. “No necesariamente obedecen a patologías. Si fuera así, se podría justificar cualquier comportamiento dañino, porque ‘el acosador tiene cierto tipo de trastorno’”, anota el médico. Sin embargo, advierte que en algunos casos, “el acosador acabará teniendo una psicopatía si no cambia de actitud o de modo de funcionar”.

El acosado
Por lo general el punto de las burlas y hostigamiento, explica Javier Cabanyes, suele ser “una persona que tiene menos recursos (habilidades sociales, culturales, económicos, etc.) o está en inferioridad de condiciones porque le cuesta más comunicarse o es muy torpe o, al contrario, porque es el que más sabe y los deja a todos ‘en ridículo’; lo sacan del grupo para que no los haga quedar mal”.

El acoso, de forma genérica, “hará que la autoestima baje y aumente su sentimiento de inseguridad, pues  siente que le pueden hacer daño psicológico o físico y eso –inevitablemente– genera muchísima ansiedad. Lo están descalificando, y profiriendo una serie de amenazas, más psicológicas que físicas, pero que son más dañinas”.

¿A qué personalidades les afecta más? “Suele ir parejo, pero los tímidos son objetos de burlas, porque se les ve con menos capacidad para responder y acaba siendo el punto o la persona con la que todos se meten. Todo depende del contexto y de las variables de las circunstancias”.

Cabanyes indica que hay que estar alertas ante los síntomas del acoso, pues quien lo sufre no suele decirlo y “a veces pasa tiempo sin que se note. Los padres podrían sospechar que algo raro está pasando cuando hay manifestaciones, técnicamente, de ansiedad: está más inquieto, se le ve más nervioso, evita cosas, algunas situaciones le tensan… A veces las manifestaciones aparecen cuando la situación está muy avanzada y quien lo sufre ya no soporta y comienzan a aparecer los síntomas”.

Por otra parte, recomienda defenderse: “aunque no se utilicen las mismas ‘armas’. Hay que aprender a enfrentar situaciones. Defenderme de forma adecuada, no es responder con la misma moneda. Cuando las cosas salen de control y no puedo manejarlas, como en el acoso, hay que pedir ayuda”.

Además, “hay que difundir las posibilidades y alternativas que existen en una institución para enfrentar el acoso, de esa manera se contrarresta, porque quienes lo llevan a cabo saben que no pueden actuar impunemente y que deberán asumir las consecuencias de sus actos”.

No todo es ‘bullying’
Javier Cabanyes señala que se ha generalizado tanto el uso del término que a veces se cree que cualquier situación o acción es un ataque, porque la persona se siente minusvalorado, no es aceptado y se siente avergonzado. “Habrá que ver si objetivamente estas situaciones son de acoso o son propias de la interrelación humana y de la manera de ser de cada persona. Hay personas que son más impositivas, otras que tienden a argumentar descalificando a otras.

Por ejemplo, las frustraciones que a veces tenemos no son producto del acoso. “Hay que admitir que estas existen y no son negativas en sí mismas, sino que también me fortalecen y ayudan a tener más recursos para enfrentarme a las situaciones adversas”.

Lamentablemente,  esto ocurre en diversos ámbitos. “En la política es la estrategia habitual y, a veces, la única manera de demostrar lo que quiero hacer ver: descalificando al contrario.  Nadie dice que eso sea ‘bullying’, pero si uno argumenta, también acabaría diciendo que es acoso o bullying contra este u otro grupo político”.

Sobre Javier Cabanyes
El neurólogo español es doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Madrid. Además, es especialista en Neurología por el Hospital de la Princesa de Madrid y profesor de Psicopatología del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de las Facultades de Educación y Psicología de la Universidad Complutense de Madrid. (Artículo publicado en el suplemento Semana de El Tiempo. 7/08/2016).

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